martes, 9 de abril de 2024

DESPUÉS DE TODO



Tendrías que sembrar un girasol

cerca de donde nace el viento

aprender a volar 

creer más y guardar silencio

El grito no conquista la razón

Deberías mostrar las palmas
de cara al sol,
ser persistente como el olivo, 
es lo ideal

Las urracas marcharan lejos

y como el can 

volverás al húmero de siempre

bajo la misma sombra 

con la brisa que arrastra hojas 

que llevan un poema sin terminar

y esa historia que no quieres empezar 


Después de todo 
estás calles extrañan tus pasos,
a fuerza de vagar 
regresas al inicio que no dejaste

Deberías, digo yo
solo caminar,
y colocar un punto final

Allí está la maestría, en soltar











domingo, 24 de marzo de 2024

LA SORPRESA



Hoy me levanté temprano, tenía cita con una mujer que me llamó ayer - te espero en esta dirección - dijo a través del hilo telefónico antes de cortar.

Se hacía tarde, pues había tráfico. Llegué a la dirección que me había dado en la cuadra trece de la avenida Arenales, me pareció extraño darme cuenta que estaba a la espalda del hospital Rebagliati, el taxi me dejó en la esquina - no puedo ir en contra señor- dijo, así que bajé y camine una cuadra larga. Sonó el celular, contesté sin mirar - te estamos esperando Iván - dijo una voz suave. Le expliqué que estaba llegando al número indicado - entra, te estoy esperando - entusiasmado por la insistencia en conocerme entré a un complejo del seguro social o eso lo parecía.

Llegué a una gran puerta, me identifique y me hicieron pasar. Era un centro médico, no había dudas. Escuché mi nombre y apellido. Pasé a un consultorio y una hermosa mujer vestida de negro con una bata blanca me saludó.

- Toma asiento Iván - dijo

Me senté sorprendido por la familiaridad con la que me trataba.

- Haz escrito un libro ¿No? - preguntó con una sonrisa que me robó el corazón y paralizó mis piernas.
- Si - contesté halagado y sorprendido por su afirmación.
- Bueno te diré que si no comienzas a cuidarte no escribirás más - dijo mudando sus amabilidad por un rostro severo - tienes el colesterol alto, los triglicéridos volando y ...

No entendí nada más de lo que decía. Estaba sorprendido, anonadado por la forma como me enteraba de mi condición médica. Cuando desperté hoy me sentía bien, con vigor, contento de abrir mis ojos a un nuevo día, pletórico y entusiasmado por la cita que tendría con la voz femenina del celular.

Ahora estoy de regreso a casa, de pronto pareciera que el peso del mundo está sobre mi espalda. Mis pasos son rengos, y sudo copiosamente.

No me gustan los hospitales.

Caminaré por el malecón.




DÉJAME


Amar la rosa, aún con espinas
el viento, aunque haga frío
la noche por oscura que sea
aceptar el adiós que libera

Guardar la palabra muda que mutila pensamientos

Amar el silencio, que expresa

Es de orates,

Déjame caminar descalzo
que pronto emprendo el vuelo



lunes, 11 de marzo de 2024

MI BARRIO (2): EL CHAT Y ANTENOR




Sucede que Antenor, el personaje de mi barrio, el primer puesto de ingreso a la UNI, el genial  profesor de matemáticas, que hizo aprobar a muchos de los hijos de quienes vivimos por aquí, el poeta y escritor, faceta que yo conocí y compartí alguna vez de amanecida, el mismo personaje al que alguien de sobrenombre Machahuay, dio por muerto en su cuarto y al que encontraron, dijo, “con el mismo saco de siempre, con un polvo blanco en la nariz” y resultó que no estaba muerto, pero tampoco estaba de parranda, el amigo Antenor, esta mal...


Necesita ayuda, se está muriendo en una cama de hospital, dicen.

 

Lo encontraron luego de indagar, los que realmente sintieron su pérdida, en el Hospital Santa Rosa a unas siete cuadras del barrio en un estado crítico de salud, con diagnóstico de diabetes, cirrosis y con insuficiencia renal. La mayoría no se sorprende de ello pues Antenor se autodestruía día a día con alcohol y droga, para beneplácito de los sangrones que lo rodeaban y de los que le vendían la cerveza y le conseguían la coca. 

 

- Antenor está grave, hay que hacer una “chancha” - replica el chat “Gente Linda de Pueblo libre” en la madrugada del lunes, después que se calmaron las celebraciones dominicales con la noticia de que estaba vivo a la cuatro de la madrugada del lunes de hace doce días.

- Que se encargue “el empresario exitoso” ese que va comprar el pan todos los días en su auto - responde alguien a las ocho de la mañana.

- Pero por qué tenemos que ayudar nosotros, primero está su familia - alega el taxista que habla de viajes y ciudades.

- Que se encargue “el empresario exitoso” - opinan otros ignorando al taxista.

- Firmado barrio, él será - dice el gran Toni Montana, el orgulloso administrador del chat por votación, título (el único que logró en la vida) y que exhibe cada vez que puede.

 

Y así comenzaron a dejar sus aportes en la cuenta del encargado, que es uno de los pocos que son consecuentes entre lo que dice y hace. 

 

- Todos tienen que poner - dicen algunos y el silencio de todos confirma la sentencia.


Pasadas unos días casi todos han colaborado, salvo notorias excepciones.

 

- El Plin no funciona, no puedo transferir - afirma uno - la aplicación se ha caído.

- Oe hace varios días dijiste eso - le responden - mejor di que no quieres colaborar con Antenor.

- La verdad he gastado en una batería para mi auto - explica el mismo que se excusa con el plin y que resulta ser el taxista que habla de viajes y ciudades, para parecer interesante.

- Además los bancos están cerrados - dice con emoticones de risa. 

- Claro pes negro, si es sábado - le responden

- La verdad para qué depositar, si se muere qué harán con el dinero, estoy rezando para que pase a mejor vida - comenta con desparpajo.

- Eso que dices, es de muy mal gusto - le contestan con emoticón de molestia.

- Tengo que ahorrar para mi alquiler - ensaya una justificación.

- Si tu vives en casa de tu viejo - le contestan con emoticón rojo de cólera -  y no pagas nada.

- Es joda, estoy bromeando - escribe cuando nota que el silencio en el chat, indica molestia de parte de la mayoría.

- El negro no perdona que Antenor lo obligara a poner unas cervezas, después que lo acusara de camarón y sangrón - escribe uno que pocas veces lo hace.

 

Todos callan indignados por las palabras del tacaño del barrio que trata de ser gracioso y cómico. Siempre lo intenta y nunca lo logra.

 

- Hay que ajustar a todos, los del extranjero que tienen más dinero deben poner más - dice el orgulloso administrador del chat - y poner la lista de quienes aportaron.

 

Me opongo a ello, la colaboración debe ser voluntaria y  anónima, eso es lo que expreso en el chat. El bien se hace en silencio, sin listas, sin cantidades, ni reconocimientos. Todos callan, nadie dice nada, el chat guarda silencio. Me responden que soy el único que se opone a eso, después de explicar mi posición guardo silencio, entiendo que es mejor, aunque no me quedo tranquilo.


Recuerdo entonces una frase que le atribuyen a Martin Luther King que dice así: "No me estremece la maldad de los malos, sino la indiferencia de los buenos." y eso es lo que sucede aparentemente en mi barrio, la gente buena calla por salud mental, dicen algunos, para qué “discutir con quien no entiende razones” o para qué ”exponerse a la violencia o  la prepotencia de los alaracosos”, que suben el volumen de sus parlantes y perturban el descanso dominical o el sueño reparador de las personas que trabajan. Esos que revientan cohetes a la hora que les viene en gana o gritan de esquina a esquina, esos son los dueños de la verdad e imponen su parecer en situaciones donde el sentido común indica prudencia  y buenos modos. Discrepar o dar un parecer discordante de la opinión de ellos, significa recibir como respuesta una pregunta irónica: - ¿Eres justiciero? - y una afirmación que pinta de cuerpo entero a quién la dice: - Ponte capa - a esas alturas dudo entre ofenderme o reírme de la insolencia estólida de quien intenta burlarse de mí. 

 

Mi padre repetía muchas veces “la ignorancia siempre es atrevida” pero nunca dijo que esa ignorancia sería prepotente, violenta y que a veces hay que hacer acopio de mucha inteligencia emocional para entender la psicología de los personajes básicos que abundan por estas calles.


Mientras Antenor, se está muriendo en una cama de UCI, conectado a un respirador artificial, en el chat siguen discutiendo sobre el partido que perdió Alianza Lima el fin de semana con Cristal, con las burlas e insultos de los hinchas, de la U, quién aportó y quién no, quién es mejor y quién no lo es, con el silencio cómplice de los que prefieren no decir nada por que es más sano y tienen una vida real lejos de “los códigos absurdos de barrio” que algunos quieren imponer.

 

Al fin y al cabo, mientras escribo estás líneas, bajo el ruido estridente de un parlante que propaga a Maluma y su último éxito, soportando la contaminación sonora a la que me somete mi casero,  me pregunto si debo sumarme a esa legión de personas que solo se preocupan por su tranquilidad personal y la de su familia sin importarles lo que a su alrededor suceda.

 

- Apágate -  me dicen en el chat - no digas nada más, aquí se hace lo que dice el administrador, yo no meto a las ex de los amigos a mi casa - y cree que con eso me ofende.

 

Dejo el celular, apago la luz de mi habitación, cierro las ventanas, me acuesto sobre mi oído que funciona para no escuchar el reggaeton  de madrugada, con una sola idea.


Mejor me mudo y dejo el barrio que me vio crecer, dejaré que ellos ganen o que eso crean.


Quizás Antenor deje este mundo y yo deba preocuparme por mi paz.